El origen del nombre de Chile y los primeros habitantes de aquella tierra


Distintas versiones corren acerca del origen del nombre de Chile, aunque todas ellas coinciden en un punto, a saber, que dicha denominación se aplicó en un principio sólo a la región central del país.

Así, existen quienes quieren que venga de la palabra aimará chilli, cuyo significado, donde-se-acaba-la-tierra, designaría la región costera central primitivamente habitada.

Los mitimaes, colonos incaicos establecidos en el valle de Quillota durante la dominación quechua, le dieron el nombre de Chilli, que es el del río que baña la región de Arequipa de donde aquéllos procedían; la voz quechua chilli significa lo mejor, lo más rico, concepto que armoniza con la fertilidad del citado valle o con la riqueza de la vecina región aurífera de Marga-Marga.

Los españoles transformaron el vocablo indígena en Chile, y lo aplicaron también al territorio más meridional en el que se internaban.

Los primeros habitantes de Chile fueron indígenas que poblaron las costas, y cuyo medio de vida principal fue la pesca; no conocían el fuego ni la domesticación de los animales, y vivían en pequeños grupos, en las regiones más favorables.

Ya en plena etapa neolítica, hubo de afincarse en las costas chilenas, entre el Loa y el sur del Aconcagua, un grupo de tribus a las que se distingue con el nombre de changos, de quienes la arqueología ha podido establecer que conocían la industria textil y fabricaban telas de fibras de totora, y más adelante de lana de vicuña, y que habían hecho del maíz su alimentación básica.

Luego penetraron a través de la cordillera otros pueblos, como los atácamenos; los diaguitas, de civilización más avanzada, provenientes de las regiones que hoy constituyen las provincias del Noroeste argentino; los calchaquíes y, sucesivamente más hacia el Sur, los picunches, huilliches, pehuenches, puelches y tehuelches, todos, al parecer, racial-mente emparentados; ya próximos a la extremidad meridional del país, se asentaban los chonos, yaganes y alacalufes. Ninguna de estas tribus formaba nación, ni tenían jefe único; empero, todos opusieron resistencia, aunque sucumbieron, a la invasión de un pueblo muy numeroso, los mapuches o gente de la tierra, que irrumpieron en Chile dos siglos antes del asalto y conquista de los incas.

Los mapuches, que luego serían inmortalizados con el nombre de araucanos, vinieron del actual Neuquén argentino, en cuyo territorio vivieron como cazadores nómadas. Al establecerse en la tierra de Chile, entre los ríos Bío-Bío y Toltén, se hicieron sedentarios. El territorio por ellos ocupado fue teatro de las más-sangrientas y prolongadas guerras, durante la época española y posteriormente, ya en los tiempos del Chile independiente. Más de trescientos años de guerra constante fueron necesarios para domeñar, por la casi extinción, a este aguerrido pueblo.