Rutas de comercio, habitantes y ciudades principales de Bolivia


Las salidas naturales del comercio boliviano en sus relaciones con el extranjero, son tres: por el Oeste, el océano Pacífico; por el Sur, la República Argentina, y por el Este, los afluentes del Amazonas, navegables hasta el mismo, especialmente los ríos Beni y Madeira, y los de la cuenca del Plata: Paraguay y Pilcomayo.

Rodeada la República de Bolivia geográficamente por las naciones que la cierran en todo sentido, está obligada a mantener una acción diplomática y política hábil para asegurar su comercio en las tres direcciones indicadas: firmó así un tratado con Brasil para establecer el enlace de líneas ferroviarias entre los dos países y obtener facilidades de comunicación; como consecuencia del mismo, se inauguró en 1953 el ramal de ferrocarril que une Santa Cruz (Bolivia) y Corumbá (Brasil).

También la República Argentina ha celebrado diferentes convenciones internacionales con Bolivia, a fin de facilitarle su salida al mundo por el río de la Plata, vía Paraguay, y por los ferrocarriles, vía Tarija; en 1957 se dio término a la construcción del ferrocarril Santa Cruz-Yacuiba. Estas salidas fluviales y terrestres favorecen el comercio de las regiones de La Paz y de Oruro y, sobre todo, de Potosí y de la zona del Este.

Desde esta región bajan grandes cargas de minerales y otros productos a la República Argentina, para exportar a Europa por los puertos de Rosario y Buenos Aires.

La salida de Bolivia a través del Chaco, hacia el Alto Paraguay, pone a Bolivia en comunicación con el río de la Plata y con el Atlántico. Sus departamentos gomeros, y especialmente Santa Cruz y la región del Beni, tienen activos puertos de exportación por el Alto Paraguay. La situación comercial de Bolivia puede considerarse, pues, en vías de expansión, ya que la diplomacia de los países fuertes que la rodean está moral-mente obligada a facilitar su vida internacional, su contacto con el mundo, en el interés recíproco y de la justicia, pues el mayor desarrollo de la economía boliviana favorecerá también al comercio de sus vecinos: Brasil, Chile y Argentina, asociados naturales y lógicos interesados en la prosperidad de Bolivia.

La población de Bolivia es de unos 3.300.000 habitantes, de los cuales un cincuenta por ciento son indios puros;: un treinta por ciento, mestizos, y un quince por ciento, blancos. Los negros son muy pocos. Lo mismo puede decirse en cuanto a los extranjeros,, cuya mayoría está constituida por argentinos y oriundos de las repúblicas vecinas. Los españoles, alemanes, franceses, austríacos, italianos, ingleses y estadounidenses, que dan carácter cosmopolita a otros pueblos; sudamericanos y que de modo tan notable los robustecen con un caudal de sangre nueva, no abundan en este país; pero ya se ha iniciado la campaña para promover y fomentar la inmigración calificada.

La población rural se estima en el 60 %, y la urbana, en el 40 %. La natalidad es de 5 %, y la mortalidad se calcula en el 3 % anual.

Sus ciudades principales son: La Paz, con unos 350.000 habitantes, residencia del gobierno desde 1898, aunque legalmente la capital es Sucre; ésta, con más de 42.000; Cochabamba, con 80.000; Oruro, con 65.000; Potosí, con 47.000, y por último, Santa Cruz de la Sierra, con 44.000 habitantes, que podemos llamar la capital de los territorios del Este de Bolivia, sobre el Gran Chaco; es la ciudad más interesante de esta región, pues conserva todavía su tipo colonial casi perfecto.

El país del altiplano tiene cinco universidades, las principales en Sucre, La Paz y Cochabamba, y numerosos colegios nacionales e institutos de educación en general. Los hombres públicos de Bolivia dedican atención preferente a la instrucción, en especial a la educación de las nuevas generaciones.

Como podrá suponerse por la preponderancia de la población rural, Bolivia es, sobre todo, agrícola e industrial. Su producción es tan variada como valiosa. Su fauna y su flora parecen reunir lo más selecto de todas las zonas.

Su comercio se surte con frecuencia de la República Argentina, vía Yacuiba-Orán. El ferrocarril comunica el país con dicha república; otros ferrocarriles lo ponen en contacto directo con el Pacífico en Arica y Antofagasta. El total de la red ferroviaria boliviana se extiende por más de 3.600 kilómetros. Añádanse a estas facilidades ferroviarias unos 7.000 kilómetros de carreteras, con otros 2.000 kilómetros en proceso de construcción y líneas aéreas internas e internacionales.

Estas vías de comunicación, además de activar el comercio, han servido para revelar al mundo las bellezas naturales del territorio y sus reliquias históricas, y han contribuido a la consolidación de la unidad nacional, pues Bolivia presentaba hasta hace poco, en cierto modo, el aspecto de la antigua civilización griega, una civilización de ciudades prósperas, con difíciles comunicaciones y a largas distancias, y rivales unas de las otras. Había un doble espíritu, nacional y local, que la falta de solidaridad física y económica agitaba como causa de. guerras civiles.

La construcción de los ferrocarriles y de otros modernos medios de transporte y de comunicaciones, al unir más íntimamente las ciudades principales del Estado boliviano, ha creado la solidaridad de los intereses morales y materiales que aseguran la paz. La nación reacciona así brillantemente en todo sentido.