El éxodo del pueblo oriental. Discordias entre Artigas y Buenos Aires
Esta retirada de Artigas dio lugar a una resolución original y grande que surgió espontánea del sentimiento popular y cundió hasta convertirse en impulso unánime de toda la población campesina. Antes que permanecer lejos de su caudillo y protector, expuestas a la reacción vengativa de los realistas, aquellas gentes determinaron emigrar en masa, siguiendo al ejército del Jefe de los Orientales. Formóse así una inmensa columna, de hombres, mujeres y niños, que, abandonando sus casas, y prendiéndoles fuego para que no lograsen utilizarlas sus opresores, marchaban detrás del ejército en retirada, con el ganado que podían arrear y las carretas en que llevaban sus pertenencias.
Esta emigración popular, compuesta de no menos de 16.000 personas, resultaba tan interesante por lo pintoresco de su apariencia como por el ardiente patriotismo que la determinaba. Pocos episodios tan hermosos como éste del Éxodo Oriental registra la historia americana.
A pesar del desalojo del territorio oriental por las fuerzas patriotas, el ejército portugués que lo había invadido permaneció dentro de él, contra lo estipulado en el armisticio.
Tal violación del pacto suscrito con Elío alarmó al gobierno de Buenos Aires, y como la reclamación que interpuso aquel gobierno ante Vigodet (que acababa de sustituir a Elío en Montevideo) no diera resultado, declaróse roto el armisticio, con fecha 6 de enero de 1812; pero al mismo tiempo que así se reanudaba el estado de guerra con los españoles, las negociaciones diplomáticas entabladas en Río de Janeiro, con apoyo del ministro inglés, determinaron el retiro del ejército lusitano, que se replegó hacia Bagé a mediados de julio.
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