Cómo fue construido el magnífico puente de Brooklyn


No cabe duda que el más famoso de los primeros puentes de acero construidos en Estados Unidos de América es el conocidísimo puente colgante de Brooklyn, que cruza el East River, en Nueva York, uniendo Manhattan con Brooklyn. Esta obra, que fue abierta al tránsito en 1883, la comenzó a construir el ingeniero J. A. Roebling, el mismo que había tendido el puente colgante sobre el río Niágara, y la finalizó su hijo. Roebling fue el primer ingeniero que empleó cabos de hilo de acero en lugar de cadenas. Millares de estos hilos fueron reunidos para formar cada uno de los cuatro cabos gigantes que, colocados paralelos unos a otros sobre torres muy elevadas, sostienen la calzada. Esos hilos fueron después estirados y arrollados, y se formó con cada 300 de ellos una cuerda, diecinueve de las cuales, envueltas en finos hilos de acero, constituyeron cada uno de los cabos; esta envoltura vino a resultar un revestimiento de gran resistencia y flexibilidad. La fuerza combinada de los hilos de los cuatro grandes cabos es suficiente para dar a la enorme estructura la resistencia necesaria para aguantar el inmenso peso de la calzada y de los trenes, tranvías, automotores y peatones que por ella transitan. La gracia aérea de esta construcción es tal que no da idea de su inmensa fortaleza.

Hay otros puentes colgantes sobre el East River, uno de los cuales se distingue por tener los cabos reunidos, de onda en onda, por abrazaderas de acero de las que penden las alzas que soportan la calzada.