Las arriesgadas inmersiones a gran profundidad
La mayor profundidad registrada a que han llegado los buzos es de 100 metros, pero en ¿general pocos descienden a más de 33 metros. Esto se explica por el terrible aumento de la presión a medida que se desciende. A 33 metros la presión es cuatro veces mayor que la atmosférica.
Para evitar los inconvenientes que provoca la solubilidad del nitrógeno del aire en le. sangre y otros líquidos de los tejidos, se ha sustituido con éxito al aire por una mezcla de oxígeno y helio, gas este último mucho menos soluble que el nitrógeno.
Existen tablas que indican los tiempos de descenso, permanencia y ascenso a diversas profundidades, compatibles con la seguridad del buzo.
Los buzos que se sumergen a gran-,-des profundidades requieren aptitudes especiales y un gran adiestramiento. Entre otros requisitos, necesitan ser delgados, para que la combustión de grasa en los tejidos no exija gran cantidad de oxígeno. Por esto algunos buzos se someten durante un tiempo a un régimen riguroso, para eliminar la mayor cantidad posible de g rasa.
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