La fuente de aceite que vio Marco Polo en sus viajes
Con su vivido estilo, Marco Polo describió “una fuente de la cual brota el aceite en gran abundancia, y tanto que los cargamentos para cien buques pueden sacarse de ella al mismo tiempo”; y agregaba que “este aceite no es bueno para usarse con la comida pero es bueno para quemar”. También señaló que en aquella época se usaba el petróleo para curar la sarna a los camellos.
Como el aceite mineral desprende un gas inflamable, esto movió a los antiguos a la adoración de fuegos misteriosos. Había en la antigüedad adoradores del fuego en Bakú, y los templos que se levantaron sobre lo que se suponía era el Fuego Eterno se veían concurridos por los peregrinos. En aquellos lugares no sólo se adoraba al gas del petróleo, sino que también se lo usaba para alumbrar las casas y para cocinar.
El aceite mineral es un fluido algo espeso cuyo color varía bastante, así como su composición. A veces se presenta amarillo, otras verde, y otras casi negro. Generalmente tiene un olor muy desagradable. En composición varía tanto como en color, y en este sentido nos recuerda al carbón. Al igual que este último mineral, se encuentra a muy distintas profundidades en la Tierra. En algunos lugares sólo hay que perforar algo más de quince metros para encontrarlo, mientras que en otros es necesario llegar hasta profundidades de dos mil o más metros.
Tal es la competencia entre las grandes potencias por el dominio de los principales yacimientos petrolíferos, que acuden a todos los medios, incluso a la fuerza, para apoderarse de ellos, debido a la importancia que tiene el aceite mineral, tanto en tiempos de paz como de guerra, por su uso en automóviles, camiones, aeroplanos, barcos y tanques. Aparte de sus importantísimas aplicaciones como combustible y lubricante, sirve para otros numerosísimos usos.
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