La encuadernación es una valiosa artesanía
Ya las civilizaciones mesopotámicas protegían sus tablillas mediante una envoltura de arcilla cocida, la que debía romperse para leer el contenido. Los egipcios y romanos usaron cajas para guardar sus rollos de papiro o de pergamino. Los manuscritos se resguardaban con gruesas tapas de madera, con bisagras. A medida que transcurrió el tiempo, la encuademación llegó a límites insospechados de lujo y elegancia, en que las mismas piedras preciosas sirvieron de ornato a las tapas.
El primer paso en la encuademación de un libro es el cosido de los cuadernillos que lo forman, para componer un volumen. Esto se hace a mano, si se trata de libros aislados, o por medio de máquinas especiales, cuando hay que encuadernar muchos ejemplares de una misma obra. Los pliegos se unen con fuerte cordel, o con ganchos. Los lomos se encolan y refuerzan con una tira de tela especial muy resistente.
Como culminación de la industria del libro, está la encuademación artística o de lujo. Hay personas que sienten gran amor por coleccionar libros: son llamados bibliófilos. Estas personas suelen encargar la encuademación de sus volúmenes a artesanos que realizan verdaderas obras de arte en el trabajo sobre pieles finas, como ser antílope, gamuza o foca, y también sobre madera, tela o pergamino.
Modernamente se ha huido de las líneas rectas que dominaban en las encuadernaciones antiguas, para dar lugar a los formatos de líneas más suaves.
El artesano que se consagra a la encuademación artística, dispone de una gran variedad de herramientas especiales para marcar las letras de los títulos, los adornos, los filetes y las orlas. Se emplea muy frecuentemente el pan de oro u oro en laminillas muy finas que el obrero coloca, con infinito cuidado, sobre la piel que va a trabajar. A tal fin, utiliza unas pincillas diminutas. Después, y por intermedio de los hierros, que son una herramienta especial, con mango de madera que en el extremo tiene un troquel de acero con la figura o motivo decorativo, imprime el oro en la piel formando orlas, bandas o simples adornos.
La encuademación que se realiza habitualmente para las obras que se venden ya encuadernadas, como la presente colección, no son tan lujosas, pero, por lo general, son duraderas, prácticas y al mismo tiempo elegantes, por lo que los libros modernos constituyen también un elemento decorativo.
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