Las ranas y los sapos, habitantes de los jardines y estanques


Habiendo ya visto un grupo de anfibios, pasemos al de las ranas y los sapos. No obstante abundar mucho en los jardines y estanques, hay muchas personas que apenas tienen noticia exacta de- esos animales. Creen que la rana es una especie de sapo y que una y otro son muy venenosos. En rigor, el sapo tiene un veneno debajo de la piel y en dos bultos que se hallan detrás de la cabeza y que son las glándulas parótidas, pero ese veneno sólo lo usa cuando algún perro, topo o puerco espín quiere morderlo o comérselo. Entonces el sapo arroja con fuerza aquel ácido y le quema la boca a su enemigo, de modo que ese líquido no es usado por el sapo más que para defenderse.

¿Cómo puede distinguirse el sapo de la rana? Ésta tiene pequeños dientes agudos; y aquél carece de ellos. La rana tiene una piel húmeda muy blanda, y el sapo la tiene seca y rugosa. Las patas del sapo son más cortas que las de la rana y no puede saltar tanto como ella. El sapo es tímido y no sale de su nido más que de noche; y diversamente, la rana, si bien es asustadiza, es más atrevida y caza de día entre la hierba. La hembra del sapo pone todos sus huevos juntos en fibras pegajosas, y la rana los pone en una masa aglutinada semejante a oscuras pompas de jabón.