El milagro del nacimiento de una mariposa procedente de la crisálida que parecía muerta


Sea como fuere, la oruga se ha convertido en ninfa o crisálida, estado que conservará, ofreciendo el aspecto de una cosa inerte, durante días y más días. Por su lado exterior vemos solamente una envoltura lisa y córnea, que no nos interesaría más que una cáscara vacía. Pero va a realizarse un milagro dentro de ella. Mientras aguardamos, va a rehacerse allí el cuerpo de la oruga. Si el tiempo es caluroso, no tardará más de una quincena en verificarse el portento. Terminado este periodo, la crisálida se abrirá por su extremo, el anillo superior caerá como una tapa, y una hermosa mariposa saldrá deslizándose al exterior. Las gruesas mandíbulas con que la oruga devoraba los vegetales, no existen; las patas delanteras, y las pesadas patas falsas traseras, han desaparecido, para ser reemplazadas por nuevas patas, largas y esbeltas.

Al salir de la envoltura de la crisálida, la mariposa tiene ya su mayor tamaño. Al principio sus alas son endebles y sus patas débiles y temblorosas, como si aquel pequeño ser estuviera desmayado. Pero el aire caliente no tarda en fortalecerlo, y nuestro lepidóptero se lanza al espacio, presentándose ante nuestros ojos como una de las más bellas criaturas de la Naturaleza.

Hemos seguido el proceso completo desde que la mariposa pone el huevo. Hemos visto a este huevo convertirse en oruga, y la oruga en crisálida, y acabamos de ver a ésta convertirse a su vez en mariposa.

Y todo esto puede haber ocurrido en pocas semanas. La mariposa llamada blanca de la col efectúa dos puestas en cada verano, y estos huevos se desarrollan rápidamente.