Peces que han sido enviados a grandes distancias sepultados en masas de légamo
Una de las cosas que caracteriza a estos peces es la dentadura, que da a su boca el aspecto de un aparato triturador. Sus dientes presentan la forma de las astas ramificadas del ciervo y encajan unos con otros, de manera que pueden triturar moluscos de tamaño regular.
La lepidosirena vive en las lagunas de las regiones tropicales de América del Sur. Tiene cuerpo alargado, y la superficie cubierta por mucus; de color pardo oscuro durante el día, se torna casi blanco por la noche, porque dicho color es debido a células oscuras especiales que tienen la facultad de dilatarse o contraerse. Cuando se seca la laguna en que vive, la lepidosirena hace una madriguera en el fango y se oculta, arrolla su cuerpo, y respira con el pulmón doble que posee. Al normalizarse la cantidad de agua, la hembra pone los huevos en un nido que queda al cuidado del macho, que se encarga de ellos y más tarde de los hijuelos. En esta época, y probablemente para evitar que el macho tenga que abandonar la guarida, las aletas del segundo par se muestran cubiertas de abundantes vellosidades que actúan a manera de branquias auxiliares.
Cuando están despiertos, los peces pulmonados necesitan mucho alimento, pero resisten larguísimos ayunos. Algunos de ellos fueron expedidos a Europa en terrones de barro; al llegar se los metió dentro de un tanque lleno de agua colocado dentro de un invernáculo, e inmediatamente se reanimaron, poniéndose a comer las babosas y gusanos que les tiraban; y en cuanto se hubo acabado la provisión, empezaron tranquilamente a comerse unos a otros.
El apetito de los peces pulmonados no es cosa que deba sorprendernos. Todos los peces de mar son seres voraces, y lo son tanto más, cuanto mayor es la profundidad en que viven. Sus alimentos vienen principalmente de las capas superiores; y, como a todas las profundidades hay multitud de peces dispuestos a engullirlos, es probable que los habitantes de niveles más bajos tengan que ayunar con harta frecuencia; estos últimos poseen, por tanto, un estómago maravillosamente elástico, que se dilata cuando abunda la comida, como el de las serpientes de tierra firme.
En un pez pulmonado que medía solamente diez centímetros, se halló otro pez, de dieciocho centímetros de largo, arrollado en forma de pelota para que cupiese dentro del primero. Un ejemplar de dos metros, contenía varias sepias, muchos testáceos, doce peces-erizos, una caballa y un individuo de su misma especie.
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