Los grandes destrozos que ocasiona un tiburón en las redes de los pescadores
El tiburón conocido vulgarmente como marrajo persigue a los arenques, a las caballas y a otros varios peces hasta dentro mismo de las redes de pesca. Estos trebejos no le arredran, pues con sus dientes agudos le es muy fácil desgarrarlos; mientras que si hay cebo puesto en un anzuelo corla la cuerda como si fuese de algodón. Hacen estragos en todos los utensilios empleados por los pescadores. A veces éstos logran capturar a algún marrajo, y entonces lo pasean en un carrito por las calles de la población próxima, contando a la gente el modo como cogieron el tiburón y los perjuicios que les ha causado, con lo cual suelen recaudar algún dinero que les permite remediar el daño. En los mares tropicales, el marrajo alcanza una longitud de más de 6 metros y según algunos embiste al hombre con tanta saña como pudiera hacerlo un jaquetón.
Otro enemigo de los pescadores es el tiburón azotador o zorro de mar, cuya larguísima cola, constituida por la aleta caudal, tiene una forma rara que justifica, en cierto modo, el último nombre dado al animal; el de azotador tiene por origen ciertos hábitos de ese tiburón. Suele, en efecto, nadar alrededor de los bancos de arenques o de caballas golpeando el agua con su enorme cola, a fin de que los peces, asustados, se junten en un montón; y, cuando están reunidos, se introduce en medio de ellos y devora todos los que necesita. Del estómago de uno de esos tiburones que había sido capturado, se sacaron dos arenques, y diez y nueve caballas de gran tamaño.
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