Cuarenta mil huevos que no pesan más que treinta gramos
Supóngase que resolvemos dedicarnos a la cría de gusanos de seda. Empezaremos adquiriendo una buena provisión de huevos del insecto, y a la llegada de la estación calurosa, podremos recoger la seda. Esta ocupación es más divertida que la de criar otros insectos, como por ejemplo las hormigas, pues podemos estar viendo lo que sucede a cada instante. ¿Con cuántos huevos hemos de empezar? ¿Acaso con un kilogramo? No necesitamos cantidad tan enorme, pues esos huevos son tan ligeros, que 40.000 pesan sólo unos treinta gramos. Conviene, por supuesto, que los huevos del gusano de seda se coloquen en un lugar cuya temperatura no baje nunca de 16 ó 17 grados centígrados, ni pase de 27. El calor puede aumentarse cuando se acerca el momento de nacer los nuevos insectos, pero nunca ha de exceder de unos 26 ó 27 grados. En realidad, cuanto más moderada sea la temperatura, con tal que no sea inferior a 16 grados, más fuertes y sanas resultarán las orugas.
Es preciso, por tanto, disponer de algún local que pueda calentarse artificialmente. Un invernáculo es un lugar muy apropiado, pero conviene vigilar cuidadosamente la calefacción, pues cualquier descuido puede malograr la empresa. Bien es verdad que mucha gente pobre ha criado gusanos-de seda sin disponer de locales adecuados; lo consiguen con frecuencia colocando todos los huevos en un saquillo que se atan alrededor del cuello, consiguiendo de ese modo que el calor del cuerpo los mantenga a una temperatura conveniente.
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