Conmovedora historia de una perra y sus pequeñuelos


El pastor y poeta escocés Hogg refiere un caso de amor y fidelidad caninos que merece ser conocido.

Pacía en los campos el rebaño de Hogg, cuando cayó sobre el páramo escocés una gran tempestad de nieve. Llamó el pastor a su perra y la envió en dirección determinada, mientras él tomaba el camino opuesto. Ya muy avanzada la noche, regresó Hogg a su choza con la mitad del rebaño, pero no encontró huella alguna del animal. Durante largo rato aguardó con ansiedad. Oyó, por último, sobre la puerta, un ligero arañazo, acompañado de un débil quejido. Abrióla y vio a todo el resto de su ganado acompañado de la perra, que llevaba en la boca un cachorro. Apenas lo hubo depositado a los pies de su dueño, internóse de nuevo por los campos nevados, para regresar poco después con un segundo perrito, que, como el primero, había nacido sobre la nieve. El fiel animal había recogido el ganado para traerlo al establo, pero no se olvidó de recoger también a sus pequeñuelos para ofrecérselos a su amo, como pidiéndole para ellos una protección que ella no podía darles.