El pequeño gusano que mata miles de ovejas
Cuando un paisano de Sudamérica dice: “Aquella oveja tiene saguaipé”, es seguro que no se equivoca. Nadie como él para reconocer la oveja atacada por el saguaipé; la reconoce entre mil, a la primera ojeada, sin titubear, mejor que el más experto veterinario. Sabe que la oveja que se hincha y cuyo cuero se ablanda y afloja, que pierde lana, lagrimea sin cesar y se va debilitando, al extremo de no poder casi andar, muere pronto; y que, si se busca, se encontrará en su hígado el gusano llamado saguaipé. Ha visto desde la niñez diezmarse así sus majadas y, más de una vez, extinguirse enteras en pocos días.
El saguaipé o duela de hígado de los naturalistas, es un gusano chato, de pocos centímetros de largo, parecido a una hoja de mirto, con una eminencia en la parte anterior, en la que se encuentra la ventosa bucal. Habita de preferencia en el hígado del ganado ovino, prendido a las paredes de los canales de la bilis, y se alimenta con ésta y con la sangre del pobre animal.
Aún más complicado que el ciclo de desarrollo de los gusanos, cuyas historias hemos leído anteriormente, es el del saguaipé. Los huevos que en el hígado ponen los adultos, descienden al intestino por los canales de la bilis y salen al exterior mezclados con los excrementos. Como necesitan agua para desarrollarse, los que caen en terrenos secos permanecen en estado latente; los que encuentran terrenos muy húmedos o agua, dan, al cabo de cincuenta días, un pequeño embrión o miracidio, que levanta una como tapa de la cáscara del huevo y sale nadando en busca de un caracol especial, habitante de las aguas dulces estancadas, cuyos tejidos perfora por medio de un espolón que tiene en su extremo anterior, para ir a radicarse en su cavidad pulmonar. Pierde allí su organización, se transforma en esporocisto, que tiene la forma de una bolsa, y crece durante un mes, al fin del cual comienzan a aparecer en su interior pequeños seres de organización muy rudimentaria, llamados redias. Poco después salen las redias y crecen, dando en su interior otras larvas llamadas cercarías. Éstas se parecen al gusano adulto, pero carecen de aparatos sexuales y tienen cola. Salen de la cavidad pulmonar del caracol y nadan libremente hasta encontrar una planta acuática, sobre cuyas hojas y tallos se enquistan. En este estado entran al aparato digestivo del ganado ovino. La infección puede producirse de dos maneras: o bien comiendo los animales hierbas sobre las cuales hay cercarías en-quistadas, o bebiendo aguas en las cuales haya cercarías libres nadando. La cercaria pasa por los conductos de la bilis al hígado de la oveja; se asienta allí, pierde la cola y completa su desarrollo.
La duela del hígado ha causado terribles epizootias en la República Argentina, donde está muy esparcida. En el año 1887, en la sola provincia de Buenos Aires, murieron a causa del saguaipé un millón de ovejas.
Existe también en Europa, donde se le teme por las terribles mortandades de ganado ovino que produce.
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