La reina de las avispas que, al despertar, encuentra que han muerto todos sus parientes
La avispa común o amarilla construye el nido en el suelo, en los troncos huecos de los árboles o en los aleros de los tejados. La reina duerme durante el invierno y se despierta en la primavera, cuando todas sus congéneres del avispero han muerto. Fabrica uno o dos agujeros, en los que pone huevos; de estos huevos salen las obreras que la ayudan a construir otros alveolos, no tardando en formarse un nido de gran tamaño. Estos nidos alcanzan con frecuencia dimensiones enormes, pero sólo sirven para el verano, pues todas las avispas, menos la reina, mueren en otoño. Claro está, el año en que las avispas han sido abundantes queda un buen número de reinas, todas las cuales engendrarán familias numerosas en el verano siguiente.
Casi todas las avispas azules construyen el nido con una sustancia parecida al papel de estraza y que consiste en materia fibrosa, masticada por dichos insectos. Hay muchas especies de avispas, y algunas de ellas construyen nidos maravillosos.
La mayor parte de las avispas viven en colonias, pero algunas especies son solitarias, como la avispa albañila, que hace su nido con lodo para albergar a las crías, o la avispa arañera que llena su celda con arañas, a las que paraliza osadamente con un aguijonazo. Así consigue que sus larvas dispongan de alimento fresco desde que nacen. Las avispas son, pues, si miramos sus cualidades, como parientas pobres de las abejas, de cuya organización social perfecta carecen. Tampoco elaboran productos tan benéficos e interesantes para la dietética del hombre. Ni su miel, cuando la producen, es tan rica en sustancias alimenticias, ni elaboran cera como las abejas.
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