Las ranas se entienden muy bien entre ellas


Si nos acercamos sigilosamente a un estanque donde hay ranas, en una noche cálida de primavera o del comienzo del verano, oiremos cómo croan las ranas en ruidosa algarabía. Pero si hacemos el más insignificante ruido oiremos entonces un chillido agudo y enérgico, después una serie de zambullidas, y, más tarde, un perfecto silencio. Una de las ranas ha dado la señal de peligro, y las demás se arrojaron al agua.