Las aves que trepan, el cruel cuclillo y el picamaderos
Pasemos ahora a las aves que trepan y démosle preferente lugar al cuclillo europeo, que todos conocemos por su típico grito musical de cu-cú.
Este cuclillo canta hasta mediados del estío, y emigra desde el continente europeo al africano en agosto o setiembre. En esta época debe ya tener empolladas sus numerosas crías. Es un ave casi tan grande como el gavilán, muy temida de los pájaros, sobre todo de los gorriones, aunque el cuclillo no tenga el valor de éstos; por eso, a menudo se ve atacado por sus propias víctimas.
Si esos ataques se producen durante el verano, el cuclillo difícilmente puede procurarse comida en cantidad suficiente para sus crías. Tal vez en eso se funde la rara costumbre que tiene de poner sus huevos en los nidos de otras aves. La hembra pone un huevo, lo coge con el pico y corre al nido de una urraca u otra ave parecida, lo deposita en él y desaparece al punto. Algunas veces echa fuera o destruye los huevos que encuentra en el nido ajeno.
Las otras hembras, al volver a éste, empollan todos los huevos que encuentran, incluso los del cuclillo, el cual entretanto habrá puesto seis o siete más, distribuyéndolos en diferentes nidos. Cuando, de tal suerte empollado por una madre extraña, nace el cuclillo junto con los demás, los aventaja rápidamente en tamaño y fuerza, y como necesita más espacio y comida que ellos, pues de lo contrario se moriría, los empuja hacia el borde del nido y los arroja fuera, quedándose solo en él. Esta costumbre lo torna particularmente antipático, por la crueldad de que hace gala al sacrificar a inocentes polluelos de otras madres para quedarse él solo. La madre no da muestras de advertirlo, o si lo hace, cree que se trata de un accidente fortuito, y dedica entonces todos los cuidados y todo el alimento al pequeñuelo que le ha matado las crías. Cuando el cuclillo tiene ya fuerzas para volar, desaparece y emigra para repetir, llegado el momento, la puesta de los huevos en el nido de otra ave. Es una de las particularidades más curiosas que ofrece el mundo de las aves. El cuclillo recién nacido tiene en sus primeros quince días una profunda curva en el lomo, lo cual hace que pueda levantar a las otras avecillas hacia el borde del nido para matarlas. Cuando el cuclillo ha realizado esta labor criminal, pierde la curva del dorso y se convierte en un ave de hermoso aspecto.
Hay varias especies de cuclillos que no recurren a esa jugarreta, sino que empollan sus propios huevos.
Entre las trepadoras merecen especial mención los pájaros carpinteros o picamaderos, notables por su pico fuerte y puntiagudo, que les permite agujerear los troncos de los árboles. Trepan por éstos y en un minuto agujerean la corteza si saben que debajo de ella han de encontrar insectos, razón por la cual estas aves evitan los graves daños que causan los insectos perforadores. Abierto el agujero por su potente pico el picamaderos alarga la lengua y saca todos los bichos que encuentra. Los cuclillos y los picamaderos evitan también los daños de las orugas en los árboles. El picamaderos establece su nido en el tronco de los árboles y hasta en los postes telegráficos. No está aún bien determinado si esta ave es un bien o un mal para la economía del hombre.
En el grupo de las aves trepadoras es necesario incluir los loros, de los cuales tratamos en otro lugar.
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