Flamencos que forman grupos de color de rosa en el agua
Los persas llaman al flamenco ganso rosa; y en verdad que más pertenece al grupo de los gansos que a la de las garzas. Aunque es una zancuda, el flamenco nada perfectamente con sus pies palmeados. Véselos en el agua, reunidos a millares, formando a manera de islas rosadas o masas de nieve teñida de color de rosa; pero, cuando remontan el vuelo y extienden sus alas rojas, parecen grandes nubes espléndidas bogando en el cielo azul.
El nido del flamenco es por demás curioso. Es de barro y tiene la forma de un pequeño estanque. En él deposita el ave sus huevos, sobre los cuales se posa como el cisne, con el cuello graciosamente recogido entre las plumas traseras y las largas patas dobladas más allá de la cola. Los flamencos son hoy muy raros en América del Norte; pero, en cambio, se ven bandadas de ellos en América del Sur y en las regiones templadas del Viejo Mundo.
Antes de dejar las zancudas hemos de hablar de los zarapitos, los cuales se ven en las orillas del mar en invierno y en las ciénagas en verano. Tiene unos 40 centímetros de longitud, pico largo, fino y curvado hacia abajo, y plumaje de color ocre muy listado de claro. Anida en los lugares herbosos y pantanosos de playas y estuarios de ríos.
Al mismo grupo pertenecen la agachadiza, la avoceta y la cigüeñuela. La avoceta es un ave semejante en tamaño al zarapito, pero su largo y frágil pico se encorva hacia arriba de una manera muy típica; su plumaje es blanco y negro. Así mismo entra en este grupo una curiosa ave de las playas, la conocida como ostrero, cuyo pico, largo y fuerte le permite sacar fácilmente las ostras de su concha.
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