Numerosos usos a que se destina el ganado vacuno
No se crea que con esto quedan enumerados todos los usos a que esta clase de ganado se destina. De su pelo se fabrican cepillos, y si es rizado, colchones. De sus huesos se hacen mangos para cuchillos y otros instrumentos, piezas de ajedrez, ornamentos de todas clases, y botones. De ciertas partes de sus cuerpos se saca sebo, y cola; de otras, gelatina para jaleas; y otras, por fin, se emplean como medicinas y para alimento de las aves de corral. Hasta aquellos huesos que parece que no tienen ninguna aplicación práctica, son aprovechados, y poseen su valor, pues se les muele y se esparce el polvo (pie producen sobre las tierras, a las que sirve de abono, acrecentando su feracidad, y haciendo, por ejemplo, que las fresas aumenten de volumen y dulzura y adquieran su bello color rojo, y que los tomates se hinchen v maduren. Por último, y esto es lo más extraño de todo, ^algunas de sus partes, tratadas por ciertos agentes químicos, producen venenos mortales, que, a pesar de sus cualidades tóxicas cuando se ingieren, prestan a los fabricantes servicios valiosos.
En muchos países el ganado vacuno tira de los arados y carretas.
En la Argentina, antiguamente, se viajaba y se traficaba en carretas tuca-manas, que, con su andar de tortuga, tardaban meses de penosa y aburrida travesía para ir de Buenos Aires a los puntos apartados, del interior de la República. Actualmente se emplean los bueyes en el arrastre de chatas y carros para el transporte del pasto y otras cosas, en las estancias. Los bueyes, uncidos, son manejados por medio de una vara larga, llamada picana, cuya extremidad lleva un trozo de hierro.
En la India, los cañones, en las marchas, son también arrastrados por bueyes. En todas las regiones de este vasto territorio son estos animales los que aran y tiran de los carros. Los bueyes de la India, o cebúes, tienen una joroba en la espalda, y muchos millones de indios creen que los bueyes son animales sagrados y los adornan con cosí osos ornamentos, como en otros países acostumbran las mujeres a engalanar a sus perros.
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