Historia de una leona vieja y de un perro valiente


En los parques zoológicos nacen muchos leones. El de Dublín es renombrado por sus leones cachorros que son casi siempre sanos y robustos. Una de las leonas que hubo allí vivió tantos años, que llegó a tener cincuenta pequeñuelos; cuando se hizo muy vieja no podía ya moverse con la presteza de antes; gran número de ratas invadieron su jaula y, hallándola casi impotente, le mordiscaban las patas y atormentaban así al caduco animal. A tal extremo llegaron las cosas, que el guarda resolvió introducir en la jaula a un perrito muy atrevido. En cuanto la leona vio que entraba el perro, se levantó para atacarlo; pero el can, sin hacer caso alguno de aquel movimiento, corrió a cazar una gran rata que había en un rincón de la jaula, y consiguió matarla. Este hecho fue causa de que la leona se retrajera de hacer ningún daño al intruso, dejándolo permanecer allí a su sabor. Desde entonces la vieja leona, todos los días, al llegar la noche, llamaba al perrito, y cuando se acercaba éste, se echaba, abrazándolo con sus grandes patas. El perro recostaba la cabeza sobre el ancho pecho de la leona, y así dormían los dos. Ninguna rata se atrevió ya más a acercarse desde aquel día, y la leona pudo vivir en paz.