La resistencia asombrosa de los sutiles hilillos de que está compuesta la telaraña


Ahora bien: si el niño va estirando una tras otra las cintas de goma, enganchándolas de manera que permanezcan estiradas, en menos de veinte minutos habrá conseguido con su escasa fuerza levantar el par de caballos a una altura de treinta centímetros... Las cintas de goma, por virtud de su elasticidad, le han permitido dividir el peso de los caballos en 350 partes de tres kilos cada una; y levantándolas separadamente, ha realizado la hazaña, al parecer imposible, de desplazar una tonelada. Cada una de las hebras de que se compone la telaraña, produce exactamente el mismo efecto que aquellas cintas.

La araña de jardín se fabrica una tela para poderse quedar tranquilamente en su casa; pero los hijuelos de esas y otras arañas utilizan los hilos a fin de trasladarse de un lugar a otro. Estas arañitas forman hilos, pero sin buscarles punto de apoyo, de manera que las tenues hebras van flotando por el aire a merced de todos los vientos, llevándose al animal suspendido de ellas. Las arañas recorren de este modo distancias considerables, habiéndoselas encontrado algunas veces en alta mar. Muchos de esos hilos, conocidos vulgarmente como baba del diablo, empapados de humedad descienden sobre los árboles, los arbustos o los vallados; otros, impulsados por el viento, atraviesan los caminos, enganchándose con frecuencia en las caras de los transeúntes, quienes se fijan únicamente en la molestia que les ocasionan, sin pensar en lo que pueden tener de maravilloso.