Si todos los seres que nacen hubiesen de vivir ¿podría sostenerlos la Tierra?


La respuesta es, sin duda, negativa. El número medio de los peces que habitan en el mar es siempre el mismo aproximadamente, a pesar de que las hembras de algunas clases de peces ponen millones de huevos, de los cuales sólo unos pocos vivirán. Un solo microbio, si hubiese bastante alimento, procrearía millones en unas cuantas horas. Los conejos soltados en un país, como Australia, donde hallaron alimento suficiente y apropiado, convirtiéronse en verdadera plaga a la vuelta de algunos años. Todos los animales y plantas, superiores y simples, tienden a multiplicarse con demasiada rapidez. Cuando se estudian estos hechos, se descubre que la verdadera razón de que no vivan todos los seres que nacen es sencillamente que la Tierra no puede sostenerlos a todos. La lucha por la vida, que se desarrolla constantemente entre todas las criaturas, es lucha por los alimentos, pues la Tierra los produce en muy inferior cantidad a la que para su existencia necesitan los nuevos seres que emprenden cada día tan desesperada contienda.

No acierta uno a explicarse cómo crea la Naturaleza tan gran número de bocas, más de las que puede mantener la Tierra. Parece que se va empezando a descubrir la razón de las terribles hecatombes; pero, sea como fuere, entre los hombres es mucho más importante la proporción de los seres que encuentran alimento y espacio para desenvolverse en la Tierra, que entre todas las demás criaturas vivientes que la pueblan.