¿Respiran realmente las semillas antes de germinar?


Las semillas no son una excepción de la regla según la cual todas las cosas vivientes necesitan respirar. Tampoco lo son los huevos. ¿No habéis fijado tal vez la atención en que los huevos son seres vivos? Pues si se barniza un huevo de tal suerte que el aire no pueda penetrar en su interior, a través de los poros de su cáscara, morirá, y jamás podrá salir de él un pollo. De la misma manera, las semillas toman el aire, o, mejor dicho, el oxigeno que necesitan, del ambiente, lo mismo que los gusanos. Guardémonos, pues, de enterrar demasiado las semillas en la tierra, no sea que les falte el aire y no germinen jamás. Nos parece muy extraño que las semillas respiren, pero es porque no concebimos otra respiración distinta de la nuestra, es decir la que se realiza mediante los pulmones.

El aire que hay en la tierra es necesario para mantener la vida de las plantas. Lo utilizan las semillas durante la germinación y las raíces de las plantas para respirar. Además permite la existencia de gran cantidad de organismos simples que desempeñan un gran papel en la fertilidad de los suelos y en la transformación de las sustancias que se les incorporan.

Uno de los principales motivos para arar la tierra antes de iniciar la siembra, reside en que, al removerla, se incrementa la aireación del suelo.