¿Por qué la ropa de abrigo mantiene frío el hielo?


He aquí una buena pregunta; la mejor manera de comprender cómo la ropa nos conserva el calor es aprender a conservar frío el hielo. Pues bien, si el vestido es, sencillamente, algo que rechaza el calor, como una persiana rechaza la luz, ¿qué sucederá si envolvemos con ropa el hielo? Si lo cubrimos con buena ropa -esto es, con la ropa que nos conserva el calor-, ¿no debería impedir que el calor exterior penetrase dentro?

Pues eso es exactamente lo que ocurre. Si cogemos la mejor clase de ropa que tengamos a mano, por ejemplo franela, y envolvemos con ella el hielo, ha de conservarlo frío e impedirá que se derrita. ¿No parece todo esto bastante extraño? Cuando queremos conservar el calor del cuerpo, nos ponemos ropa caliente, como la llamamos; y cuando queremos que el hielo se mantenga frío, lo envolvernos también con ropa de abrigo. ¿No hubiera creído cualquiera que la ropa que nos ha conservado el calor, habría asimismo calentado el hielo ¡y lo hubiera derretido? Así sería, si la ropa fuese realmente caliente, pero ya se ha visto que en realidad no lo es; no hay en ella ni un átomo de calor.