¿Por qué no está nunca el mar enteramente en calma?


A veces está el mar casi en completa calma, de modo que su superficie aparece tersa como un cristal; no obstante, siempre se levantan olas, aunque en ocasiones sean tan pequeñas, que resulten imperceptibles. Puede, pues, decirse, que el mar se halla en perpetuo movimiento, debido simplemente al soplo del aire sobre su superficie.

Es, en efecto, el viento la causa de las olas, y si desapareciera en absoluto, el mar continuaría elevándose o descendiendo por efecto de las mareas originadas por la luna; pero lo haría tan paulatinamente que, de no fijar uno mucho la atención, para apreciar las diferencias de elevación o descenso de la superficie del mar, pasaría absolutamente inadvertido dicho movimiento. Las olas, son, pues, producidas por el viento. No hay duda que pueden levantarse grandes olas en el mar, sin que apenas sople una suave brisa, pero téngase presente que estas olas proceden de otras partes, movidas también por el viento, y que, una vez en marcha, han continuado su camino hasta el punto en que nos hallamos.

A pocos metros de la superficie, el mar está enteramente tranquilo, sin que en él se agiten esas olas, grandes como montañas, ni se mueva siquiera en imperceptibles ondulaciones; y si nos fuera dado contemplar el agua a cierta profundidad, no por cierto muy grande, la observaríamos enteramente
tranquila, aun en los momentos en que, en la superficie, rugiera la tempestad mayor que podamos imaginar. Y la razón de eso es bien sencilla: las olas son causadas por el movimiento del aire, que obra tan sólo en la superficie.