¿Por qué se eleva el tono de un violín cuando se ponen tirantes sus cuerdas?


Cuanto más corta es una cuerda, mayor es la velocidad con que vibra al recibir una pulsación cualquiera o al ser rascada con el arco. Cuando colocamos el dedo sobre una cuerda de violín, o la “pisamos”, lo que hacemos en realidad es disminuir su longitud, de modo que, al hacerla vibrar, lo hará con mayor velocidad; y sabido es que los sonidos son tanto más agudos cuanto mayor es la velocidad de vibración del aire.

Si pisamos una cuerda precisamente en el centro de su longitud y la pulsamos, producirá la octava alta de la nota que daba antes, dejada la cuerda en toda su longitud: un sol agudo, en vez de un sol bajo, por ejemplo. Esto ocurre porque la cuerda vibra en el segundo caso con doble velocidad que antes de ser pisada, y la nota que se produce cuando el aire vibra con doble velocidad es exactamente una octava más alta. Si la pisamos después por la cuarta parte de su longitud, producirá un sol, otra octava más alto todavía. Sí atamos un extremo de una cuerda y vamos sujetando el opuesto a diferentes distancias, obtendremos el mismo resultado exactamente que cuando pisamos la cuerda de un violín. Lo curioso es que basta la más débil presión para acortar una cuerda y poderle arrancar una nota más aguda; y más admirable aun es la habilidad del violinista que aprende a mover el dedo a lo largo de la cuerda con la exactitud necesaria para poderle arrancar la nota que desea.