¿Por qué no puede volar un pájaro si se lo deja caer desde un avión a seis kilómetros de altura?


Éste es un experimento muy cruel, y no nos explicamos cómo alguien, que no tenga el corazón más duro que el diamante, sea capaz de hacerlo; pero el resultado es muy interesante. A medida que nos elevamos en un avión, el aire se hace menos denso y la respiración se dificulta más y más. La presión del aire ambiente no es bastante para hacer penetrar en nuestros pulmones el aire que necesitamos, y por eso los aeronautas padecerían horriblemente si los aviones no tuvieran presión equilibrada. Si llevan consigo un pájaro, éste padecerá lo mismo que ellos. Por eso una de las razones por las que no puede volar cuando se lo deja caer es que su cerebro se encuentra trastornado por la falta de oxígeno en su sangre; pero aunque no fuese así, el pájaro no podría volar, porque el aire en esas alturas se halla demasiado enrarecido para sostenerlo. El cuerpo humano es más pesado que el agua; sin embargo, la diferencia no es muy grande, y, ejecutando ciertos movimientos, podemos sostenernos a flote. Pero, si por un medio cualquiera, hiciésemos disminuir cada vez más la densidad del agua, llegaría un momento en que nos hundiríamos, por muchos esfuerzos que hiciésemos. El aire es tan ligero que ningún hombre, por vigoroso que sea, puede nadar en él, ni aun en las capas que se hallan en contacto con la Tierra. Pero a algunos kilómetros de altura, el aire se hace tan poco denso que ni aun los pájaros, a pesar de sus fuerzas colosales en proporción a su peso, pueden sostenerse en él, y caen.