¿Por qué no pueden persistir eternamente los sonidos?
En cierto modo puede decirse que todo en la Naturaleza perdura indefinidamente, sin que por eso deje de ser cierto que no hay nada que perdure sin término ni fin Nada puede ser destruido, ni hay nada, por otra parte, cuyas consecuencias sean perdurables. Pero también es verdad que no existe cosa alguna que persista por siempre en su forma primitiva; todo cambia, en efecto, y la palabra evolución se refiere justamente al hecho de que todas las cosas se transforman sin cesar de una manera ordenada, sin que nunca se pierda ni destruya ninguna de ellas.
Ningún sonido perdura como tal, sino que se va apagando hasta que no se lo oye más. Acaso podamos percibirlo mediante aparatos científicos más sensibles que nuestro oído; pero después de haber transcurrido un tiempo más o menos largo, esos mismos aparatos nos indicarán que el sonido ya no existe. Las ondas que lo producían han quedado borradas.
Pero todas las ondas-cualquiera sea la clase a que pertenezcan- son producto de la energía que las ha originado, y como la energía nunca puede perderse, es preciso que averigüemos lo que es de ella cuando cesa el sonido. Podríamos hallar sus huellas en el movimiento de las partículas de aire y en el de otras muchísimas cosas; si nuestros conocimientos fuesen bastante extensos, sería posible observar los efectos que esa energía produce en nuestro propio oído; y asimismo podría demostrarse que ha sido originada cierta cantidad de calor. Es cierto que el sonido cesa; pero sus efectos permanecen.
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