¿Por qué rebotan las piedras planas sobre la superficie del mar antes de hundirse?


La causa es la misma que hace saltar todas las cosas. El objeto que se mueve posee en sí cierta energía, pues, como sabemos, el movimiento es siempre un fuerza, y cuando choca sobre algo, como una pelota arrojada contra una pared, parte de su fuerza, o toda, se transforma en otra cosa.

Lo que ocurre entonces depende enteramente de la naturaleza del objeto que se mueve. Si está hecha de arena o nieve, a las que nuestras propias manos han dado la forma de pelota, la energía del movimiento se transforma en una fuerza que separa y esparce las diversas partículas que constituyen la pelota, como podemos comprobar prácticamente.

La razón es que las pelotas de nieve o de arena carecen de elasticidad. Pero las de caucho y las piedras son elásticas, lo cual quiere decir que, a diferencia de las bolas de nieve, tienden a recuperar rápidamente su forma primitiva cuando un fuerte golpe se la hace perder temporalmente, y esta reacción las hace saltar sobre las superficies contra las cuales han chocado. Las piedras no pueden rebotar sobre el agua de un modo indefinido, a pesar de ser elásticas, porque ni el agua ni ellas lo son de un modo perfecto, y la gravedad no tarda en hacerles sentir sus efectos. Una pelota de caucho botará tanto más cuanto más duro y elástico sea el medio contra el cual se la ha arrojado, y la gravedad tardará más en hacer sentir sus efectos sobre ella.