¿Por qué no podemos ver a simple vista los objetos muy pequeños?


Si la retina, o cortina posterior del globo del ojo, fuese perfectamente lisa y continua como un trozo de cristal, podríamos ver cosas mucho más pequeñas. Pero es un tejido vivo, formado de células vivas, cada una de las cuales tan sólo puede ver una cosa de una sola vez. Tienen cierto tamaño, ocupan determinada extensión, y existen espacios fijos entre ellas. Así pues, es preciso que los rayos de luz procedentes de un objeto se esparzan lo bastante para cubrir por lo menos dos células de éstas -y acaso más-, a fin de que podamos ver dos cosas separadamente. Claro es que mucho depende de la intensidad de la luz. Si un objeto es muy brillante quizá pueda ser visto por una sola célula de la retina. Por eso vemos las estrellas, a pesar de que el haz de luz procedente de ellas es muy estrecho; en cambio, a una partícula de una sustancia cualquiera, colocada muy cerca de los ojos, que nos envía un hacecillo de luz de las mismas dimensiones que el de una estrella, no la podemos ver sin ayuda de un microscopio. Muchas estrellas que vemos son, en realidad, dobles. El telescopio nos lo demuestra haciendo llegar su luz a más de una célula de la superficie de la retina.