HIMNO - San Francisco de Asís
El apóstol de la pobreza evangélica, San Francisco de Asís, que brilló en el siglo xiii. unía a sus heroicas virtudes un corazón de poeta, enamorado de Dios. En el himno que sigue canta el santo las alabanzas del Sumo Hacedor y de las criaturas, a las que llama sus hermanas.
Señor Omnipotente,
Señor excelso y bueno,
Las glorias de la tierra
Y el cielo tuyas son,
A Ti solo se deben,
Y el hombre miserable
No es digno ni merece
Alzar a Ti su voz.
Por siempre loado seas
Con todas sus criaturas
Y entre ellas con mi hermano
El sol bello y sin par,
Hermano cariñoso,
Que hace nacer el día
Y muestra con sus rayos
Tu augusta majestad.
Por siempre seas loado
Con esas mis hermanas
La luna y las estrellas,
Que son flores de luz,
Y que, como joyeles,
En deslumbrante estuche,
Pusiste bondadoso
Sobre el celaje azul.
Por siempre loado seas
Con esos mis hermanos.
Que son nubes y viento,
Y brisas y huracán;
Por siempre seas loado,
Que en ellos las criaturas
Encuentran de la vida
Fecundo manantial.
Por siempre seas loado,
Con mi hermanita el agua,
Que es casta y es humilde
Con humildad y amor,
Y es dócil y es muy útil
Y pasa por el mundo
Brindando noble ejemplo
De fiel resignación.
Y, en fin, Señor, por siempre,
Por siempre seas loado
Con nuestra hermana y madre
La tierra, dulce hogar,
Que nos sostiene y nutre,
Nos da frutos y flores.
Nos dio cuna, y mañana
Sepulcro nos dará.
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