LA LUCIÉRNAGA - Teófilo Conrado Pfeffel
La envidia no puede soportar el brillo del mérito, y así no perdona medio de eclipsarlo y destruirlo. Teófilo Conrado Pfeffel (1736-1809) presenta este pensamiento en la siguiente poesía.
Cierta luciérnaga un día,
No sospechando en verdad
La suave claridad
Que en torno suyo esparcía,
Por el césped florecido
Se arrastraba: un sapo odioso
De su musgo cenagoso
Se deslizó sin ruido.
Rápida a aquélla corriendo,
Con su veneno la ahogó.
- ¡Ay! ¿qué daño te hice yo?
Dijo la pobre muriendo.
Y tornando al sucio lodo,
Con placer vil y profundo
Contestóle el sapo inmundo:
-¿Por qué brillas de ese modo?
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