LA HIJA DEL JOYERO - Juan Luis Uhland


Entre perlas y diamantes
Dice el joyero a su hija:
-Elena, entre tantas joyas,
Eres la joya más rica.
A la tienda del joyero
Vino un galán cierto día:
-Buen joyero, Dios te guarde,
Guárdete Dios, bella niña.
Luego al joyero el galán
Desta manera decía:
-Hazme una hermosa diadema
Para mi novia querida.
Terminada la diadema.
Do mil diamantes lucían,
Elena al verla, exclamaba
Con dulce melancolía:
- ¡Cuan feliz será la novia
A quien él la frente ciña!
Una guirnalda de flores,
Don suyo, hiciera mi dicha.
Volvió el galán, y admirando
La diadema, sonreía:
-Haz para mi novia, dijo,
Buen joyero, una sortija.
La sortija terminada,
Elena a solas suspira,
Diciendo:-Feliz aquella
Para quien él la destina;
¡A mí me bastara un bucle
De su cabellera riza!
Volvió a poco el caballero
Y halló las joyas muy lindas,
Del joyero celebrando
El primor y maestría.
Luego añadió:-Bella Elena,
Te suplico que permitas
Que en ti se prueben los dijes.
A fin de que yo perciba
Cómo le irán a mi novia,
A quien eres parecida.
Era aquel día domingo,
Y para salir a misa,
Con mucho esmero y de gala
Elena estaba vestida.
Al caballero acercóse
Toda vergonzosa y tímida,
Como encendidos claveles,
Con el rubor, sus mejillas.
Él le ciñó la diadema,
Él le puso la sortija:
Luego estrechando su mano,
Le dijo:-Tú eres mi vida,
Mi dulce novia tú eres,
Y aquí la burla termina.
La sortija es para ti
Y la diadema que brilla
Sobre tu cándida frente
Que sus diamantes eclipsa.
Si entre oro y perlas naciste,
Y luciente pedrería,
Agüero fue de la gloria
A que mi amor te sublima.