ANÍBAL - Carlos Inocencio Frugoni
Los principales episodios de la vida de Aníbal. célebre general cartaginés que llegó a ser el terror de Roma, son asunto de estos tres sonetos de Carlos Inocencio Frugoni, poeta italiano contado entre los primeros de su tiempo (1632-1768).
I - JURAMENTO DE ANIBAL
Apenas leve bozo era ornamento
En el ardiente joven africano
Cuando en el sacro altar puesta la mano
Profería el horrible juramento.
Deidades evocaba ciento a ciento
Al retar la braveza del romano;
Los justos dioses evocaba en vano;
La evocación se la llevaba el viento.
Pero si hubiese visto, torvo y crudo
El ademán, y oyera el hablar franco
De quien al brazo no llevaba escudo,
Y de espada mostraba el cinto manco,
Roma temblara, cual si ya desnudo
El hierro ardido le pasara el flanco.
II - ANIBAL EN LOS ALPES
El yelmo retiró a su frente bruna
Sobre los Alpes, el feroz guerrero,
Cuya triunfante militar fortuna
Resplandecía en su semblante fiero.
Las provincias de Italia, una por una,
Miró, y al recordar su odio primero
Sonrió maligno, no juzgando alguna
De ellas segura a su homicida acero.
Pensativo después, viendo delante
La ardua conquista que atrevido emprende
Mudo el labio, la diestra fulminante.
Siguiendo al Genio que en valor le enciende.
Con la ira y la venganza en el semblante,
Terror de Ausonia y la ciudad, desciende,
III - ANIBAL EN CAPÚA
¿Dejas que el Ocio, asida de la mano
Con faz risueña la Indolencia amiga,
Del yelmo te desnude y de loriga
Sienes y pecho, bárbaro africano?
Torva te muestra por tu hogar liviano
Oprobio vil la militar Fatiga.
El triunfo en la tardanza tu enemiga
Pierdes, a triunfos escogido en vano.
Burlado invoca el mal jurado cielo
La alta Promesa. Fabio en la montaña
Su patria aspira a redimir valiente.
¡Ah! ve cuál tuerce la Victoria el vuelo;
Y cuál, ardiendo, también ella, en saña,
Te arranca el lauro en que ciñó tu frente.
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