CIUDAD DE CONQUISTADORES - Luis Cané


Ciudad de conquistadores,
Ciudad apenas aldea,
Entre el río y la llanura
Porfiada e inquieta,
Por tierra, de indios rebeldes,
Por agua, de urcas flamencas.
De buena entrada y salida
Por el mar y por la tierra,
En legua de tres mil pasos
Asiéntase en cuatro leguas.
Es terreno liso y fértil
Y dos zanjas lo atraviesan.
Las viviendas son de barro
Y de paja cortadera.
Cuadras dividen la planta.
Abriendo en calles derechas
Rumbo hacia los cuatro puntos
Cardinales del planeta.

Ciudad de conquistadores
Trazada a cordel y regla.
Aire puro, clima suave.
Fruta sana y agua buena,
Cielo benigno y sereno:
Son regalo de estas tierras.
Solamente el viento Norte
Hace amarga la existencia;
No hay carácter español
Que resista su aspereza.
¡Viento Norte de las Indias
Que siempre busca pendencias!
(El resto es muy poca cosa;
No faltan, en cualquier época,
Catarros para los viejos,
Para los niños viruelas).
En torno de la ciudad
Van poblando las dehesas:
Vacas y ovejas de vientre.
Gallinas, yeguas y puercas.
No falta trigo, maíz,
Ni otras comidas de tierra.

Siempre con las arma: prontas
La vida se sobrelleva,
Dispuestos para la lucha
Y a toques de caja alerta.
Gente guerrera es el indio
Y, aunque no provoca guerra.
Ronda por los aledrño3
Destruyendo sementeras,
Asaltando caravanas
Y despojando las huertas.
Vecino que, por negocios.
Hasta Santa Fe se arriesga.
Antes de emprender camino
Confiesa, comulga y testa.

A los indios que cautivan
Los reducen y sosiegan;
Sus ideas les imponen
Por el temor y la fuerza.
Para poca cosa sirven,
Su reducción no aprovecha.
Prefieren morir a palos
Que servir con diligencia.
No son indios de rescate,
Y pues nada tienen ni siembran;
Sólo para aniquilarlos
Puede hacérmeles la guerra.

Ciudad de conquistadores
A cuatro rumbos abierta:
San Roque le dé salud
Y San Martín la proteja.