Parte 5


Al terminar el banquete.
Con sus damas, la Princesa
Llegó al salón ostentoso,
A la habitación espléndida
Cuajada de porcelanas
Y de damascos cubierta.

-¡Hola! se durmió Esperpento.
Pues a ver quién lo despierta
Para que de nuevo baile...
Exclamó su Real Alteza

-Arriba, enano -una dama dijo-.
Un paje de las piernas
Diole un tirón; todo inútil...
El Gran Chambelán se acerca.
Toca en la frente a Esperpento
Y dice: -Perdón, Princesa:
No pidáis que dance el monstruo,
No contéis con que os divierta;
¡Está muerto! Se le ha roto
El corazón...
Noble y buena,
La niña miró al enano
Movida a compasión tierna,
Y luego, inconscientemente.
Más que afligida, molesta.
Dijo: -Escuchad, es preciso
Que los que a mi me diviertan
Y los que conmigo jueguen.
Se procure que no tengan Corazón...
Y los magnates,
Haciendo una reverencia,
Dijeron: -¡Desde hace tiempo
Cumplimos la orden, Alteza!...