LA BANDERA - Francisco A. Zea
Con inspirado acento y voces de profundo amor a la patria, canta a la bandera el estadista, naturalista y escritor colombiano Francisco A. Zea. (1766-1822). Zea fue vicepresidente de Venezuela y más tarde el Congreso de Angostura lo eligió vicepresidente de la Gran Colombia.
Dícele el veterano a su bandera:
¡Hecha un jirón estás, bandera mía!
Pues aun así, brillante y altanera,
Flotando vas por la región vacía.
Te amo más que el avaro a su tesoro:
No hay otra como tú, vieja hermosura;
Ayer engalanó tu lienzo el oro,
Hoy con manchas te ves de sangre oscura.
¡Así te quiero yo, pobre bandera!
¡Oh! tú das fuerza a mi cansada mano.
¡Oh! ¡tú serás, mientras la suerte quiera,
La esposa del valiente veterano!...
Yo he dormido a tu sombra vencedora,
Como duerme un león, ya satisfecho:
Puesto al hombro el fusil, me halló la aurora,
Y a la voz del clarín, latió mi pecho.
Firme y robusto, como tronco erguido,
Con los ojos en ti, me vio la guerra;
¡Silbaba el plomo, el hierro enrojecido
Cubría de cadáveres la tierra!...
¡Oh! ¡tú no sabes bien, bandera mía,
Lo que en momento tal pasó en mi alma!
Henchido de valor, -¡muerto (decía),
A falta de laurel, hallaré calma!-
Y vencí... ¡como siempre!- el enemigo
Huyó cubierto de menguado espanto;
La selva, en sus entrañas, le dio abrigo;
La noche densa le envolvió en su manto...
¡Oh, recuerdo inmortal! Aquí, conmigo,
Dentro del corazón... aquí te quiero!
Tú, tú serás de mi lealtad testigo,
De mis glorias futuras compañero.
Ese son... ¡otra vez! -La trompa fiera
Torna a llamar la gente a la batalla...
¡Oh! ¡a la lid, a la lid!- ¡Ven, mi bandera,
A triunfar de la bomba y la metralla!
Nada es bastante a contener mi brío;
Yo no sé qué es temor; busco la gloria;
Ella hace un trono del sepulcro frío;
Trueca el ciprés en palma de victoria.
¡Rompa los vientos el cañón sonoro!
La gloria en esos campos nos espera!...
¡Vale un manto de rey, un cetro de oro,
El más pobre jirón de mi bandera!
Pagina anterior: ANDA QUE TE ANDARÁS A TU PAÍS VOLVERÁS - Federico Mistral
Pagina siguiente: EL JUEGO DE AJEDREZ - Teófilo Conrado Pfeffel