EL NIDO - Víctor Hugo
Según Víctor Hugo, el nido de las aves es uno de los mayores y más hermosos prodigios de toda la Creación, para cuya realización y remate se necesita el concurso de Dios: por eso lo compara ventajosamente con todo lo existente, sea obra de la naturaleza o del hombre.
¿Hizo la iglesia el abad?
¿Hizo el rey el torreón?
¿Quién hace el invierno? El cierzo.
¿Quién hace el nido? El amor.
Las iglesias son sublimes;
Soberbias las torres son;
Por trono tiene el invierno
Cimas cercanas al sol;
Pero el nido, canta y vale
Por eso más y es mejor.
El nido que el alba busca
No ve el combate feroz,
Y de todo lo más bello
Es él la realización.
Allí no hay mármol, no hay oro,
Musgo no más y calor;
Es un granero en un árbol,
Es un florido rincón.
Cuando Caribdys y Scila
Se disputan con furor
La Sicilia, es muy difícil
Poner en paz a los dos;
Cuando el Hekla su hollín quema,
Y ruge el Etna gruñón,
El fumista que le limpia
Es gran deshollinador.
La tempestad en su antro
Es grande; grande la voz
De la nube que abre paso
Al fuego exterminado!";
Gritos fieros y temibles
De salvaje rebelión
Lanza el león en su cueva
Y el leopardo feroz;
Es obra gigante, inmensa,
Dar luz al día y calor,
Y para que pase el viento
Engrandecer la extensión;
Imprimir a la ola un soplo
Tan gigantesco y atroz,
Que de Magallán a Behring
Va de una sola impulsión;
Llenar el trueno de ruido,
A las bestias de furor,
Y dar a las tempestades
Resoplidos de ciclón;
Preparar en la celeste
Caballeriza al rigor
De una aurora, a quien azota
El más furioso turbión,
Los caballos para uncirlos
Al ígneo carro del sol;
Poblar la sombra; tener
El poder regulador
Que enfrena el mar y a las plantas
Da vida en cada estación;
Estos son rudos trabajos,
Empresas de gran valor
De esos obreros gigantes,
Dioses de la creación,
Cuyas azules coronas
Reflejan su resplandor
En los vastos océanos;
Estas las empresas son
De seres que nos gobiernan
Con el peso aterrador
De sus iras, con las grandes
Clemencias de su perdón;
Pero entre tantos prodigios,
Es de todos el mayor
Hacer que el pico de un ave
Modele a la perfección
Un débil tallo de yerba
Que de la tierra arrancó
Para construir el nido
Donde se posa el amor.
He aquí del alto cielo
La más piadosa intención;
para cosa tan dulce.
Y fin tan encantador,
Se necesita el concurso
Del más poderoso Dios.
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