LA HUIDA A EGIPTO - Jacinto Verdaguer
Jacinto Verdaguer (1845-1S02), fue autor de obras sin par en la lengua catalana, comparables a los mejores modelos de la literatura universal. Místico de elevadisima inspiración y cantor delicado y profundo del paisaje y de las costumbres de Cataluña. Verdaguer narra con graciosa ingenuidad un incidente que supone sucedido al escapar, a Egipto. José y María con el Niño Jesús, para librarse de la persecución de Herodcs. llamado la Degollación do los Inocentes.
Huyendo María a Egipto
Los ángeles la acompañan:
Unos limpian el camino,
Otros de mirto lo enraman,
Éstos lo siembran de flores,
Y Ella lo riega con lágrimas
Al ver a un Dios perseguido
Por el pueblo que él más ama;
Va delante San José
Con su florecida vara,
Alguna vez descansando
A la Virgen de su carga.
No pudiendo esto los ángeles,
Con velos de oro los tapan
Para que el sol del desierto
No ofenda sus bellas caras.
Cuando llegan junto al Nilo,
Aparejan una barca
Remo haciendo de sus brazos
Y velamen de sus alas.
El lotus abre sus ojos
Por ver a Jesús que pasa;
Con miedo el ibis lo mira
Y a las pirámides marcha
A dar la nueva a los dioses
Caídos y a los que aun se alzan.
Mientras navegan el Nilo,
La luz del día se apaga;
Y así que llegan a tierra,
So una palmera descansan,
Que, por mejor ocultarlos,
Inclina al suelo sus ramas,
Cual pabellón que se dobla
O como una celda cerrada.
Por entre el verde follaje
Dulces, los ángeles, cantan
Y hacen sonar instrumentos
Con los cuales se acompañan.
A poco el Niño se duerme,
Pero no la Virgen santa:
-Cantad, ángeles, cantad
Volando de rama en rama,
Que mi Jesús llora y sueña,
Recostadito en mi falda,
En una Cruz, que en la cumbre
Se eleva de una Montaña.
Cantad, ángeles, cantad
Hasta que sonría el alba.
-Sigue la Virgen meciendo,
Y la grey canta que canta.
Si es hermosa la canción
Más hermosa es la tonada:
-No cantes, ruiseñor, tan de mañana,
Pues despertarás al Dios del amor;
Duerme entre hierbas sonora fontana.
Duerme en tu playa leveche veloz.
Duérmele y sueña, niñín de María,
Cosas que alegren tu buen corazón.
Por ti atesora perfume la rosa,
La hija suspira, por ti, de Sión,
Que de tu frente, serena y graciosa,
Ve que a los cielos elévase el sol.
Duérmete y sueña, niñín de María,
Cosas que alegren tu buen corazón.
En Babilonia Moloc ya se aterra
Viendo que incienso no sube en su honor;
Por ti del cielo disfruta la tierra,
En ti la estrella se ve de Jacob.
Duérmete y sueña, niñín de María,
Cosas que alegren tu buen corazón.
Baja otro nuevo Moisés por el río,
Que hermosa Virgen tendrá con amor;
Pronto de Egipto hundirá el poderío,
De Roma el cetro, que al mundo rigió.
Duérmete y sueña, niñín de María,
Cosas que alegren tu buen corazón.
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