El monje que difundió el cristianismo en Alemania
Fue este monje Winfredo, nacido en Inglaterra en 680. Al hacerse religioso, cambió su nombre por el de Bonifacio. Hallándose en cierta ocasión en Roma, viole el Papa, le cobró afecto y lo envió como misionero a Alemania. En el grabado que ilustra este capítulo, se ve a san Bonifacio en el momento en que induce a los alemanes a que adoren al verdadero Dios y en actitud de abatir la encina consagrada a su dios Wotán; los idólatras, convencidos de que iban a ver el inmediato castigo del sacrilegio, aparecen alrededor, esperando que un rayo cayera del cielo y aniquilara al santo. Mas la encina cedió con fragor, y habiendo quedado incólume san Bonifacio, los germanos se convirtieron. Se dice que con la madera de dicho árbol hizo construir una pequeña capilla dedicada a san Pedro como símbolo de la derrota del paganismo.
La vida de este misionero fue laboriosa y llena de abnegación; convirtió millares de personas al cristianismo, fundó monasterios, edificó iglesias y llegó a coronar a un rey de Francia en nombre del Papa. Finalmente, un día -cuando era ya viejo- fue asaltado por una cuadrilla de bandoleros paganos, bajo cuyos bárbaros puñales cayó mortalmente herido, oprimiendo contra su pecho el sagrado y valioso relicario que había tentado la codicia de los forajidos.
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