La escena española se enriquece con los aportes de escritores notables
Escritores de noble ejecutoria intentaron con éxito la aventura teatral y crearon obras para ser representadas; entre ellos, Miguel de Unamuno dio jerarquía a la escena con sus aportes de visión moderna: Fedra, desnuda tragedia con conflictos de amor y odio; Sombras de sueño de oculta intención autobiográfica, nos habla del drama cotidiano de un alma superior en lucha contra la monotonía y el ansia de una ilusión posible. En este drama se siente el palpitar de la tragedia que cubre la escena.
Premiado por la Real Academia Española por el drama En Flandes se ha puesto el sol y académico de la lengua él mismo, Eduardo Marquina fue un tenaz defensor del teatro nacional español en el que dio muestras vigorosas de su talento. Las hijas del Cid, Doña María la brava. Las flores de Aragón, La ermita, la fuente y el río, Teresa de Jesús, El rey trovador. También escribió comedias: Cuando florezcan los rosales, El camino de la felicidad.
Ramón del Valle Inclán -más deshumanizado-, imprime vivo lirismo a su prosa; son joyas literarias Águila de blasón, Romance de lobos, Cara de plata, llamadas por su autor “Comedias bárbaras”.
Jacinto Grau posee la intuición de los grandes mitos de la tragedia antigua y sabe insuflarles vida real. El señor Pigmalión, El caballero Varona, Entre llamas, El conde Alareos, El dominio del mundo. Cuatro retablos de fuerza, lo señalan como a una de las personalidades más serias del teatro español moderno y sus obras han obtenido más favor fuera de su país que en la misma España.
Juan Luca de Tena, muchos años director del diario ABC de Madrid, fue otro comediógrafo conocido. El dilema, Las canas de don Juan, Divino tesoro, María del mar, El pulso era normal son los títulos que lo hacen acreedor a esa categoría.
José María Pemán enriqueció la escena de la península con obras de estilo castizo: El divino impaciente, Cisneros. Cuando las Cortes de Cádiz, La Santa Virreina, La hidalga limosnera, Vendimia, Semana de pasión, Lo que debe ser, El iñejo y las niñas.
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