Un autor danés cuyos cuentos son el deleite de todos los niños
Dinamarca es uno de los países más famosos del mundo en cuanto concierne a la industria lechera; sus pastos son excelentes y los habitantes observan concienzudamente los mejores y más adelantados métodos, de modo que obtienen excelente mantequilla, que exportan en grandes cantidades.
Copenhague, el “puerto de los mercaderes”, tiene hermosa dársena y muelles, y desde hace muchos siglos es la capital de Dinamarca. El popular rey Cristian IV contribuyó mucho a su engrandecimiento, y en ella se encuentran interesantes museos y galerías de pintura. En el museo danés se conservan colecciones de objetos antiquísimos que ilustran toda la historia del país.
La industria de la porcelana danesa es famosa por sus hermosos productos. Entre las estatuas de hombres célebres a quienes honran los daneses, tales como Cristian IV y Federico VII, que otorgó la constitución, figura la de Hans Cristian Andersen, el amigo de los niños de todo el mundo, cuyos cuentos se han traducido a casi todos los idiomas corrientes.
No podemos partir de Dinamarca sin hacer una visita a Roskilde, su antigua capital, que hoy es importante centro ferroviario. La única reliquia de su antigua gloria es la catedral, donde se conservan las tumbas de los monarcas daneses que han reinado desde el siglo x. La de Cristian IV está en una hermosa capilla. Se encuentra a pocos kilómetros del paraje más estrecho del Sund, hacia la parte de Suecia por tanto tiempo dominada por los daneses. En la costa sueca y a simple vista, desde el mar, se distingue una columna erigida sobre una colina, la cual se cree sea la tumba de Hamlet, el personaje semilegendario que inspiró a Shakespeare uno de sus mejores dramas.
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