Naturaleza singular del conglomerado político llamado Commonwealth


Ninguna de las definiciones corrientes que caracterizan a las agrupaciones políticas de naciones, puede aplicarse al Commonwealth: no es un imperio, no es una confederación de Estados, no es una alianza. Sobre los países miembros no rige un único gobierno, ni cuenta la Comunidad con una ciudad capital. Y si algunos integrantes se hallan parcialmente bajo el control del gobierno británico en lo relativo a ciertos aspectos, como defensa y relaciones internacionales, otros son totalmente soberanos. Ni aun es posible afirmar que todos se rigen por una única e idéntica legislación, pues cada uno tiene las suyas propias, no ya en los remotos países africanos o islas polinésicas, sino en la misma Gran Bretaña: así, Escocia tiene sus leyes, distintas de las de Inglaterra; y en las islas del Canal la legislación es normanda. La Unión India respeta al pie de la letra las leyes indias y las musulmanas; y mientras en las islas Mauricio se halla en vigor el Código Napoleónico, en Trinidad la legislación es hispánica, y germánica en Sudáfrica. Las tribus de las colonias africanas, los maoríes y papúes de Nueva Zelanda y Australia, resuelven sus litigios de acuerdo con sus tradicionales usos y costumbres, sin que las autoridades coloniales británicas interfieran, salvo violación de las leyes de humanidad, o para evitar la crueldad u otros hechos que perjudiquen a la colectividad.

Todos los estados miembros tienen los mismos deberes y los mismos derechos, incluso el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, cuya reina, como ya dijimos, es reconocida como "Cabeza de la Comunidad". Éste es el único título, por otra parte, que le dispensan todos los integrantes de la Comunidad, ya que si algunos, como Canadá, Australia y Nueva Zelanda la llaman su Soberana, otros, como Pakistán y la Unión India, que son estados republicanos, solamente ven en ella el símbolo de la libre asociación.

Cada estado del Commonwealth tiene sus propios representantes diplomáticos ante los países extranjeros, y cada uno forma parte individualmente de la Organización de las Naciones Unidas, en cuyos debates hasta podría ocurrir que dos miembros de la Comunidad Británica sustentaran criterios distintos y votaran en mutua oposición. Las fuerzas militares, aéreas y navales que cada nación de la Comunidad posee, son equipadas y organizadas de acuerdo con los propios recursos y necesidades; asimismo, el comercio internacional es en cada una de ellas asunto de interés privado, sin que Gran Bretaña pueda reclamar trato preferencial.