Sila, de cónsul se convierte en dictador
Sila alcanzó el consulado y partió a combatir rebeliones que estallaron contra el dominio romano en el Asia Menor. Su ausencia fue aprovechada por los democráticos, que lo destituyeron. A su regreso Sila se hizo nombrar dictador, asumiendo todos los poderes, incluso el de legislar y el de elegir sucesor. Ordenó confiscaciones y proscripciones contra más de cinco mil ciudadanos, y hasta las cenizas de Cayo Mario, tenido como campeón de la plebe, fueron aventadas.
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