Cómo terminó la primera guerra por la independencia italiana


Después de las primeras reformas, y no bien iniciada la guerra contra Austria, Pío IX. alarmado por aquellos tumultos, abandonó a Roma y se refugió en Gaeta. en el palacio del rey de Nápoles. Roma se constituyo en república, mas el Papa, sabedor do ello, solicitó la ayuda de Francia y España: un formidable ejército francés marchó contra la República Romana, cuyo presidente era Mazzini y cuya defensa fue confiada a los generales Roselli y Garibaldi: el asedio, de parte de los franceses, duró un mes entero, y finalmente quedó restaurado el gobierno pontificio; pero Garibaldi no quiso rendirse y se retiró, espada en mano, en señal de insumisión y protesta.

Toscana, abandonada por el gran duque, cayó en poder de los austríacos; Sicilia quedó en breve tiempo reducida a la obediencia del rey de Nápoles, y la última en ceder fue Venecia, que mantuvo enarbolada la bandera tricolor hasta el 9 de agosto de 1849, en que sucumbió, vencida por el hambre y el cólera. Así terminó la primera guerra por la independencia, a la cual siguieron para toda Italia, excepto el Piamonte, diez años de feroz reacción, durante los cuales, no sólo no decayeron, sino que se avivaron más y más las esperanzas de los italianos.