Cómo los conos ven la luz antes que los bastoncillos


Es muy probable que las diversas personas necesiten un espacio de tiempo muy diferente entre el instante en que llega la luz y aquél en que empiezan a darse cuenta de su presencia. Lo mismo ocurre en otros casos, y no tan sólo en los referentes a sensaciones, porque vemos que existe siempre determinado período, quizá una centésima de segundo, entre el instante en que un nervio dice a un músculo “contráete” y el instante en que el músculo obedece. En este caso también es de creer que ocurren cambios químicos en la célula o fibra muscular, los cuales necesitan algún tiempo. Muy recientemente se ha demostrado también que las diferentes partes de la retina eran distintas en lo tocante a esto. Los conos son, por todos conceptos, superiores a los bastones, aun teniendo en cuenta que son menos sensibles a una luz débil, y la luz los impresiona con más rapidez que a los bastoncillos; así, por cuidadosos experimentos es posible probar que primero vemos por los conos solamente y después por los bastoncillos también. Esto es causa de una diferencia en lo que vemos, porque cuando los bastones entran en acción contribuyen a dar un tono gris uniforme a los objetos visibles, mientras un instante antes, cuando vemos con los conos únicamente, percibimos, como es natural, los colores como se nos presentan.

Por último, notamos que la retina continúa viendo durante un instante después que la luz ha cesado de obrar. La duración de esta sensación posterior es variable; si la luz es moderada, su duración media puede ser un cuarentavo de segundo; sin embargo, siempre es posible que algunas veces resulte algo mayor.