Las aves primitivas, que estaban dotadas de dientes
Además, tanto si el alimento que se ingiere es materia vegetal como si es carne de algún animal, debe cortarse en menudos trozos y triturarse; y para ello vemos que las mandíbulas disponen del auxilio de esos admirables instrumentos que llamamos dientes. Éstos aparecieron primeramente en los peces, y podríamos probar que realmente deben su origen y desarrollo a un repliegue de la piel, formado por ésta alrededor de la boca. Son verdaderas excrecencias cutáneas, como las uñas, de las que nos ocupamos en otro lugar. Pero en el curso de la historia de los seres y del desenvolvimiento de la vida animal, han venido a quedar fijas en las mandíbulas. Si pudiésemos echar una ojeada al interior de la boca de un tigre, veríamos qué máquina más soberbia, potente y eficaz se ha construido con esa combinación de quijadas y dientes. No siempre pueden verse las quijadas de un tigre; pero como el gato viene a ser un tigre en pequeño, o como si dijéramos un pariente domesticado de esta fiera, examinemos sus quijadas y sus dientes, y admiraremos el maravilloso mecanismo de la boca del tigre, que el gato nos ofrece en miniatura.
Nos consta que las aves más antiguas, las primitivas, estaban dotadas de dientes; pero ninguna de las que viven hoy los tiene. Los picos de las aves corresponden a los dientes y labios humanos.
Los dientes son de varias clases: unos sirven para aprehender y desgarrar, como los afilados dientes del perro y del gato; otros sirven para perforar y traspasar, como los largos dientes del elefante, que llamamos colmillos, y que están cubiertos por esa hermosa y dura capa exterior que conocemos con el nombre de marfil. Otros sirven para emponzoñar, como los dientes venenosos de la culebra, que tienen una ranura que los atraviesa, y por la cual pasa el veneno secretado por las glándulas situadas debajo, junto a la quijada inferior. Y la mayor parte de los animales que están dotados de dientes los tienen especiales para triturar, mascar y moler los alimentos. Estos dientes están situados, por lo general, en segundo término, hacia el fondo de la boca, mientras los más afilados, que muerden o desgarran, traspasan o envenenan, están colocados delante, en donde prestan mucha utilidad.
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