El secreto maravilloso de la vida, que nunca podremos descubrir


El gran universo en que vivimos es un inmenso todo en que nada hay vulgar o impuro, nada despreciable. Una flor podrá ser poca cosa; puede durar sólo un día o dos y luego desaparecer aparentemente, pero el secreto de su vida es la clave que podría descifrarnos el enigma del universo. Desgraciadamente, no poseemos hasta ahora esa clave.

Vamos a exponer algo de lo que se conoce del protoplasma viviente, que forma las flores y los demás seres vivos; mas cuanto sabemos acerca de las flores, es bien poca cosa comparado con lo que su misma vida y la del universo entero encierra. Al llegar aquí conviene que nos fijemos en algo cuya importancia es mucho mayor que la de cuanto podamos imaginar, algo que un niño puede ya comprender sin que las personas mayores, las más inteligentes, puedan llegar más allá. ¡Es sencillamente lo que sigue: importa infinitamente menos el descubrimiento del secreto de las flores o del protoplasma, que el entero convencimiento de que existe ese secreto y un medio de descubrirlo.

Podremos quizá llegar a ser muy sabios y recorrer el mundo descubriendo cosas mil, y acaso nuestra íntima satisfacción aumentará en la medica de nuestros conocimientos; mas, ¡aun así, no seremos sino unos necios comparados con el verdadero sabio que se da perfecta cuenta de que todo lo que sabemos o podemos saber no es nada en comparación de la inasequible posesión del cúmulo inmenso de verdades que palpitan en todo el universo.