Las miríadas de colores que no podemos ver


Fuera de cuanto concierne a los ojos, la cuestión del color es sencilla, porque es exactamente la misma que la del tono de los sonidos. Diez vibraciones por segundo dan un sonido, once vibraciones dan otro, doce otro, y así sucesivamente, o puede haber doce vibraciones y media, y esto sería"" un sonido de otro tono. De igual manera, entre la luz producida por ondas que vibran a razón de cuatrocientos billones por segundo, y la que originan las ondas que se agitan en número de ochocientos billones en la misma unidad de tiempo, hay realmente infinitos colores, centenares de billones de colores. Así es, en efecto; pero en cuanto se trata de verlos, el caso es muy diferente.

Si tomamos luz blanca y la hacemos pasar a través de un prisma, obtenemos una faja de colores, llamada espectro; cuando la miramos, recibimos la impresión, no de un cambio regular de color, de un extremo al otro, sino de muy pocos colores, a los cuales damos nombres fijos. Entre estos colores que comúnmente se consideran como si fueran siete, algunos dan la impresión de ser mezclados, y otros la de ser puros. Por ejemplo, el color que llamamos púrpura es mezclado, porque cuando nos ocurre considerarlo, vemos que lo que llamamos púrpura es realmente el resultado de ver juntos un azul y un rojo. El que llamamos anaranjado es también una mezcla, porque en él vemos el efecto de un rojo y un amarillo superpuestos. Tampoco el azul de Prusia es puro, sino una mezcla de azul y verde.