Una sustancia común al té, café y mate: la cafeina


De los vegetales en general se extrae un conjunto de sustancias designadas con el nombre colectivo de alcaloides, cuya característica es la de ejercer, tomados en pequeñas dosis, gran efecto sobre el organismo humano. Entre los alcaloides podemos mencionar la morfina, la cocaína y la cafeína, de la que ahora nos ocuparemos. Antes se creía que la sustancia estimulante del café era el alcaloide llamado cafeína, la del té, la teína y la del mate, la mateína; pero estudios modernos han enseñado que las tres son una misma cosa, y se las designa bajo el nombre genérico de cafeína, cualquiera sea el vegetal de donde pueda provenir.

La cafeína pertenece al gran grupo de elementos nitrogenados compuestos que los químicos designan con el nombre de purinas, y su descubrimiento fue realizado por el químico Fernando Runge en el año 1820. Runge extrajo esta sustancia del té, y, como en el primer momento creyera que sólo en las hojas de este vegetal se encontraba, la llamó teína.

Ulteriores investigaciones demostraron pronto que ese nuevo tipo de purina también está presente en el café y en el cacao. Los procesos para la extracción de la cafeína son varios, pero el más común de todos es el tratamiento del café o de las hojas de té por medio de cloroformo, líquido en el cual toda la cafeína contenida en los vegetales se disuelve. Luego se evapora lentamente el cloroformo y así queda un residuo, que todavía es necesario purificar, y del cual en forma de hermosas agujas de cristal se saca la cafeína. Estos cristales presentan un marcado sabor amargo. En el cuerpo humano la cafeína sufre numerosos cambios y es eliminada en forma de ácido úrico y de otras purinas.

Pero, ¿qué es la cafeína? Este alcaloide se presenta bajo el aspecto de hermosos cristales blancos que se disuelven mal en el agua o alcohol fríos, pero que lo hacen rápidamente si esos líquidos están calientes. Tiene la particularidad de penetrar fácilmente en el organismo, tanto inyectado como ingerido por vía bucal. Basta la absorción de pequeñas cantidades, fracciones de gramos, para que se manifieste claramente su acción sobre el individuo adulto. El corazón aumenta la energía de sus latidos, la respiración se acelera, la fatiga muscular desaparece, los movimientos se hacen más fáciles, y la actividad cerebral se estimula, volviendo al individuo más imaginativo, conversador y animoso. Así es que los médicos aprovechan estos efectos para tratar a pacientes en los cuales el funcionamiento cardiaco y nervioso está necesitando algún estímulo pero siempre, claro está, en su justa dosis.

Como ya dijimos, las ventajas de las bebidas estimulantes como el café, el té y el mate son debidas a su contenido de cafeína, y al hecho de que su sabor agradable invita a tomarlas. El inconveniente que acarrea la ingestión de cafeína en esta forma es que no se sabe con certeza la cantidad que se toma. En efecto, ésta varía debido a muchos factores, como ser la riqueza en cafeína del grano de café, la hoja de té o la yerba mate, el grado de dilución que se le ha dado al preparar la infusión, y la cantidad que se bebe. Además, si bien en ciertas dosis la cafeína es beneficiosa al organismo, su abuso, o el uso por personas débiles o niños, puede provocar graves intoxicaciones, por lo que siempre es necesario ser parcos en el uso de las bebidas que la contienen.